Ateneo de Córdoba. Calle Rodríguez Sánchez, número 7 (Hermandades del Trabajo).

PRÓXIMOS ACTOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA

Nueva Junta Junta Directiva del Ateneo de Córdoba

Marzo , 1a.quincena. Conferencia de JUAN ORTIZ VILLALBA. " LA MASONERÍA EN CÓRDOBA ". (Presenta José Luis García Clavero).
Jueves 11 de abril. Conferencia de DESIDERIO VAQUERIZO." LOS ORIGENES DE CÓRDOBA". (Presenta J.L.G.C).
Finales de abril, primera semana de mayo. Proyección del documental "MONTE HORQUERA" de FERNANDO PENCO, galardonado en diversos Festivales internacionales (Italia, India, Holanda etc,)
Lunes 11 de Mayo. Conferencia de MANUEL VACAS." LA GUERRA CIVIL EN EL NORTE DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA.LAS BATALLAS DE POZOBLANCO Y PEÑARROYA- VALSEQUILLO". (Presenta Antonio BARRAGÁN).Todos los actos en la Sede del Ateneo.

CONVOCADOS LOS PREMIOS DEL ATENEO DE CÓRDOBA
XI Premio de Relato Rafael Mir.
XXXIX Premio de Poesía Juan Bernier.
IX Premio Agustín Gómez de Flamenco Ateneo de Córdoba.

Fallo de las Fiambreras de Plata 2023, relación de homenajeados aquí.

¡Ayúdanos! Inserta tus fotos

Oriana Fallaci

De Ateneo de Córdoba
Saltar a: navegación, buscar
Oriana Fallaci 2.jpg

Oriana Fallaci (Florencia, 29 de junio de 1929 – ibídem, 15 de septiembre de 2006) fue una escritora, periodista y activista italiana. Fue la primera mujer de Italia que fue al frente en calidad de enviada especial. Como escritora, con sus doce libros ha vendido veinte millones de copias en todo el mundo; como periodista obtuvo un gran prestigio internacional, en especial gracias a sus entrevistas a personajes famosos.

Biografía

Contribución a la Resistencia Italiana

Oriana Fallaci fue la mayor de cuatro hermanas, Neera y Paola, que también han sido periodistas y escritoras, y Elisabetta, hija adoptiva de la familia Fallaci. Su infancia transcurrió en la Italia fascista de Mussolini. Su padre, Edoardo, era un activo antifascista, y sin duda influyó en las ideas de Oriana que, todavía adolescente, fue partisana durante la Segunda Guerra Mundial. Participó en la Resistencia contra la ocupación nazi en su región natal. La joven Oriana se unió así al movimiento clandestino de la Resistencia "Justicia y Libertad" viviendo en primera persona los acontecimientos de la guerra: durante la ocupación de Florencia por los nazis, el padre fue hecho prisionero y torturado en Villa Triste, y luego liberado, mientras Oriana se ocupaba del transporte de las municiones de una parte a otra del Arno, atravesando el río en el punto de seca, ya que los alemanes habían destruido los puentes. Por su activismo durante la guerra recibió a los 14 años un reconocimiento de honor por parte del ejército italiano.

El debut en el periodismo

Después de haber frecuentado el liceo clásico Galileo se matriculó en la facultad de medicina, pero muy pronto la dejó para dedicarse al periodismo, exhortada por su tío Bruno Fallaci, que fue también periodista y director de algunos semanarios. Empezó a trabajar por el Mattino dell’Italia centrale, periódico de inspiración cristiana, donde se ocupó de distintos temas: sucesos, crónica judicial y costumbres. Fue despedida del periódico porque se negó a escribir un artículo a favor de Palmiro Togliatti, como le había ordenado su director. Y así tras esto Oriana se mudó a Milán para trabajar en el semanario Época de Mondadori, que entonces estaba dirigido por su tío Bruno Fallaci, que para no favorecerla le encomendaba “encargos infames (desagradables)”. En 1951 fue publicado su primer artículo para L’Europeo, por el cual se ocupaba de modernidad, mundanería y de sucesos. En 1956 Oriana Fallaci llegó por primera vez a Nueva York para escribir de famosos y de mundanería. De esta experiencia derivó su primer libro, I sette peccati di Hollywood, donde describe todos los tejemanejes de Hollywood. La prefacio del libro fue escrita por Orson Welles.

Los años sesenta

En 1961 realizó un reportaje sobre la condición de la mujer en Oriente, y ese trabajo llegó a ser el primer gran éxito de la escritora, titulado Il sesso inutile - Viaggio intorno alla donna. En 1962 se publicó Penelope alla guerra, su primera obra narrativa la que cuenta la vida de Gió, una chica italiana que va a Nueva York para trabajar como argumentista, y allí encontrará personas de su pasado.

A la vigilia del desembarco en la Luna, Oriana salió hacia los Estados Unidos, donde tenía que entrevistar astronautas y técnicos de la NASA. En 1965 publicó el libro Se il sole muore, un diario de esa experiencia que la escritora dedicó a su padre. Para escribir ese libro encontró al jefe de proyecto de la misión, el científico alemán Wernher von Braun, que durante la segunda guerra mundial proyectó para la Alemania nazi los misiles V2, que luego se lanzaron hacia Londres y otros objetivos europeos. En 1967, en calidad de corresponsal de guerra para el periódico L'Europeo, fue a Vietnam. Volvió a ese país de Indochina doce veces en siete años, y describió la guerra criticando tanto al Viet Cong (Frente Nacional de Liberación de Vietnam o FNLV) y los comunistas, como a los estadounidenses y los survietnamitas, documentó mentiras y atrocidades, pero también el heroísmo y la humanidad de ese conflicto, que fue para Fallaci una locura sangrienta. Las experiencias de un año de guerra que ella vivió en primera persona, fueron recogidas en el libro Niente e così sia, publicado en 1969.

Hacia la mitad de 1968 la periodista abandonó provisoriamente el frente para volver a los Estados Unidos a raíz de la muerte de Martin Luther King y de Bob Kennedy, y de las revueltas estudiantiles de esos años. En un pasaje de Niente e così sia Oriana ridiculiza «los vandalismos de los estudiantes burgueses que osan invocar Che Guevara, pero que viven en casas con aire acondicionado, van a la escuela con el todoterreno de papá y que van al night club con la camisa de seda». El 2 de octubre 1968, en la vigilia de los Juegos Olímpicos, durante una manifestación de protesta de los estudiantes mexicanos contra la ocupación militar del campus de la UNAM, que hoy en día se recuerda como la matanza de Tlatelolco, Oriana resultó herida por una ráfaga de metralleta en Plaza de las Tres Culturas en la Ciudad de México. Allí murieron un centenar de jóvenes (el número preciso todavía es desconocido) y también la periodista fue considerada muerta y por eso fue transportada a la cámara mortuoria: solo en ese momento un cura se dio cuenta del hecho de que todavía estaba viva. Fallaci definió la matanza como «una masacre peor de las que he visto durante la guerra».

Como corresponsal de guerra siguió también los conflictos entre India y Pakistán, en América del Sur y en Medio Oriente. En 1969 volvió en los Estados Unidos para asistir al lanzamiento de la misión Apolo 11: la relación de esa experiencia fue recogida en el libro Quel giorno sulla Luna, publicado en 1970. El comandante del Apolo 12, Charles Conrad, a la vigilia del lanzamiento, fue a Nueva York para encontrar Oriana Fallaci y para pedirle un consejo sobre la frase a pronunciar en el momento de pisar la Luna. Ya que Neil Armstrong había dicho: «Un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la humanidad», la florentina aconsejó, dada la baja estatura de Conrad, la frase: «Para Neil sería un pequeño paso, pero para mí ha sido muy grande». El comandante, que llevó consigo a la Luna una foto de Oriana de cuando era niña, con su madre, dijo exactamente esa frase cuando llegó al satélite.

Los años setenta y el encuentro con Panagulis

El 21 de agosto 1973 la periodista florentina conoció Alekos Panagulis, un líder de la oposición griega (al régimen) a la Dictadura de los Coroneles, que fue perseguido, torturado y encarcelado por mucho tiempo. Se encontraron el día que salió de la cárcel: Oriana fue su pareja hasta la muerte de él, ocurrida en un misterioso accidente de circulación el 1 de mayo 1976. En 1975 Fallaci y Panagulis colaboraron en las investigaciones sobre la muerte de Pier Paolo Pasolini, amigo de la pareja. Oriana fue la primera en denunciar el móvil político del homicidio del poeta. El mismo año fue publicado el primer libro de Oriana Fallaci distinto de la investigación periodística, Lettera a un bambino mai nato, dedicado al hijo que esperaba de Panagulis y que, sin embargo, perdió. Para la escritora fue un gran éxito editorial y vendió 4 millones y medio de copias en todo el mundo. Fallaci describí la vida de Panagulis en su novela Un uomo, publicada en 1979, y también en una larga entrevista, que luego fue recogida en Intervista con la Storia. Fallaci siempre consideró el accidente de Panagulis un verdadero homicidio político, ordenado por políticos que habían hecho carrera con la junta militar. La muerte del amado marcó profundamente la vida de la escritora.

A su actividad como repórter siguieron entrevistas a importantes personalidades de la política, análisis de los principales hechos de crónica y de los temas contemporáneos más relevantes. Entre los personajes entrevistados por Fallaci: rey Husayn de Jordania, Vo Nguyen Giap, Pietro Nenni, Giulio Andreotti, Giorgio Amendola, el arzobispo Makarios, Alekos Panagulis, ya citado, Nguyen Cao Ky, Yasser Arafat, Mohammad Reza Pahlavi, Haile Selassie, Henry Kissinger, Walter Cronkite, Federico Fellini, Indira Gandhi, Golda Meir, Nguyen Van Thieu, Zulfikar Ali Bhutto, Deng Xiaoping, Willy Brandt, Sean Connery, Mu'ammar Gheddafi y el ayatolá Khomeini (durante la entrevista Fallaci lo increpó como «tirano» y se quitó el chador, que tuvo que ponerse para poderlo entrevistar; Khomeini, irritado, hizo referencia a la periodista en un discurso sucesivo, llamándola “aquella mujer” y afirmando que no debía ser un ejemplo a seguir). Algunas de esas entrevistas fueron recogidas en el libro Intervista con la Storia, publicado en 1974. En 1976, Oriana apoyó las listas del Partido Radical, también para las campañas feministas. El rector del Columbia College de Chicago le entregó la licenciatura honoris causa en literatura y la definió “Uno de los autores más leídos y amados del mundo”. Fallaci escribió también para numerosos periódicos como New Republic, New York Times Magazine, Life, Le Nouvel Observateur, The Washington Post, Look, Stern, y Corriere della sera.

Insciallah y el traslado a Nueva York

En 1990 fue publicada la novela Insciallah, ambientada entre las tropas italianas que en 1983 fueron enviadas a Beirut por la ONU. Fallaci obtuvo por Spadolini, Ministro de la Defensa en servicio en ese período, el permiso de ser acreditada en el contingente italiano. El libro empieza con la descripción del primero doble atentado suicida de los kamikaze islámicos contra los cuarteles americanos y franceses, que causó 299 muertos entre los militares. Esa fue la última vez de Fallaci como enviada de guerra. Después de la publicación de Insciallah la escritora se aisló y fue a vivir a Nueva York, en uno chalé de dos pisos en el Upper East Side de Manhattan. Ahí empezó a escribir una novela cuya elaboración, durada todos los años noventa, fue suspendida por los acontecimientos del 11 de septiembre 2001. En ese período Oriana descubrí que tuvo un cáncer de pulmón, que ella más tarde definió «El Alienígena».

Después del 11 de septiembre

Los libros y los artículos de Oriana sobre las temáticas del 11 de septiembre suscitaron tanto elogios como contestaciones en el mundo político y en la opinión pública. Mediante ésos la escritora denunció la decadencia de la civilización occidental, amenazada por el fundamentalismo islámico, considerándola incapaz de defenderse. Fallaci opinaba que la creciente presión ejercida en los últimos años por la inmigración islámica hacia Europa, y en particular hacia Italia, unida a decisiones, a su parecer discutibles, y al aumento de actitudes de intolerancia recíproca, era la demostración de la veracidad de sus tesis. Según su opinión, lo que está ocurriendo es un planificado intento del mundo islámico de islamizar Occidente, basado en las que, para ella, eran las estructuras del Corán, y que sería testimoniado por más de un milenio de conflictos y hostilidades entre musulmanes y cristianos, tentativa que inevitablemente llevaría a un choque de civilizaciones. Aunque seguía expresando su opiniones anticlericales, definiéndose “atea-cristiana” en su libro La forza della ragione, declaró públicamente su admiración por el papa Benedetto XVI, que el 27 de agosto 2005 la recibió en Castel Gandolfo en audiencia privada. El encuentro tenía que ser secreto, pero la noticia fue publicada tres días después, mientras que los contenidos del coloquio nunca se dieron a conocer. En marzo 2005 el periódico Libero lanzó una recogida de firmas para que el Presidente de la República confiriera a Fallaci el título de senadora vitalicia. Se recogieron más de 75.000 firmas.

La muerte

Fallaci murió en Florencia el 15 de septiembre de 2006 a los 77 años, después de un empeoramiento de su (condiciones de) salud, debido al cáncer. Deseó morir en su ciudad natal: «Quiero morir en la torre de Mannelli mirando el río Arno desde el Puente Vecchio. Era el cuartel general de los partisanos que gobernaba mi padre, el grupo de “Justicia y Libertad”. Miembros del Partito d’Azione, liberales y socialista. Cuando era niña iba allí, y mi nombre de batalla era Emilia. Entregaba las bombas de mano a los adultos. Las escondía dentro de las cesta de ensalada». Sin embargo, dada la inadecuación del sitio para una persona en precario estado de salud, fue imposible que se alojara en la Torre de Mannelli. La escritora fue ingresada en la clínica de Santa Chiara, donde luego murió. La novela que Fallaci había dejado de escribir después de los atentados del 11 de septiembre, fue publicado el 30 de julio 2008. El libro, titulado Un cappello pieno di ciliege, es una saga familiar que atraviesa la historia italiana desde 1773 hasta 1889.

El presente artículo aporta material procedente de una entrada de Wikipedia, publicada en castellano bajo la licencia Creative Commons-Atribución-Compartir Igual 3.0 (CC-BY-SA) o la licencia GFDL.